Estamos dentro de escupitajos rojos
bañadas de olor a inmensidad
entre historias tan absurdas como hablar del color de las uñas despintadas
y tan reales como la complicidad de nuestras miradas
hemos parado en la mitad de la pista
un charco de orina se desliza por la vereda
y hemos invadido, así de repente, una ligera llovizna limeña de lo que suelen llamar algunos felicidad